LA VOZ DE NUESTROS AFILIADOS
SINDICATO DE LA UNIÓN DE TRABAJADORES DEL INSTITUTO DE EDUCACIÓN MEDIA SUPERIOR DEL DISTRITO FEDERAL
(SUTIEMS)
Tlalpan, D. F., 22 de febrero de 2013.
Sr. José Santos.
P r e s e n t e .
Al leer la respuesta que dirige usted a mi amigo y compañero, el DTI
Francisco Martínez, con respecto a la arbitrariedad que, en su momento,
usted mismo cometió conmigo, no puedo dejar de sorprenderme ante la
facilidad que tiene para mentir.
Dudo que lo que en ese escrito
expresa usted, repito, en lo concerniente a la situación por la que me
hizo atravesar, se deba a su desmemoria. Antes bien, estoy profundamente
convencido de su dolo y cobardía que le impide reconocer los hechos tal
y como sucedieron.
Permítame, en todo caso, refrescarle la
memoria, señor Santos. Luego de haber sido acordado por el SUTIEMS y las
autoridades en turno del IEMS-DF, en la JLCA, fui reinstalado como DTI a
este Instituto, señalándome como lugar de adscripción el Plantel
Iztapalapa II “Benito Juárez”, en el que usted fungía como Subdirector
de Coordinación; asimismo se acordó que me presentara para
reincorporarme a mis labores, el lunes 7 de septiembre de 2010, en el
Turno Vespertino, y así lo llevé a cabo.
Esa mañana usted le
había dejado la indicación al Jefe de Servicios que aun cuando yo me
presentara para reincorporarme a trabajar, no me fuese permitido
registrar asistencia, ni se me indicara cuál sería mi carga académica ni
qué cubículo ocuparía, sino hasta que usted se entrevistara conmigo.
Luego de una hora de esperarlo, por fin se presentó usted a su oficina y
con el tono de prepotencia que le caracteriza, me dijo que usted no
podía recibirme en “su” Plantel (enfatizando que el Plantel que
coordinaba era “suyo”), en las circunstancias en que yo me presentaba a
laborar, es decir, acompañado por mi madre, y que a usted no le
interesaba si existía o no un acuerdo ante la JLCA, ni la naturaleza del
mismo, debido a que “moralmente” usted estaba obligado a manifestarme
su desacuerdo con respecto a que yo acudiera a trabajar llevando conmigo
a mi madre. ¿Acaso ya no recuerda, señor Santos, sus palabras con las
que me decía que el día en que usted estuviera “impedido” físicamente
para valerse por sí mismo, jamás entorpecería la vida de un hijo suyo
obligándolo u orillándolo a que se hiciera responsable de usted?, ¿ya no
se acuerda, señor Coordinador, cuando yo le agradecí, por educación,
que me expresara “su opinión”, y le señalé que, sin embargo, la suya era
tan sólo una opinión, y que en el rubro de las opiniones podía haber
divergencias, y que yo no opinaba como usted, a lo que me respondió que
bien podría ser así, pero que usted era el Coordinador del Plantel y su
opinión, en ese caso era la única válida?
Ante la presión del
acuerdo legal con el que se ordenaba mi reinstalación, aún cuando usted
se negó a reconocerlo, tuvo que asignarme grupos y cubículo, mismo que
se encontraba en el piso superior de un edificio: no mienta, señor
Santos, ni sea jactancioso, ni peque de falsa modestia, llenándose la
boca al decir que me asignó un “cubículo cómodo por lo de mi señora
madre”, no cometa hipocresía. Y precisamente porque usted siempre ha
considerado que sus opiniones tienen calidad de verdades absolutas,
erigiéndose por encima de la JLCA, condicionó mi reincorporación al
Instituto, a que yo, en un período de diez días (a más tardar el 17 de
septiembre de ese año, aprovechando el asueto por las fiestas patrias),
“resolviera” mi situación, mientras tanto yo podía, o no, asistir al
Plantel, a fin de cuentas era “su” Plantel, y usted podía dar permisos
especiales con toda la discrecionalidad que su amigo Alberto Ceciliano
le otorgaba.
No cabe duda, señor Santos, que además de escribir
con mentiras, lo hace con ignorancia (y no me refiero a sus faltas de
ortografía, para mi buena fortuna usted no es mi alumno y su torpeza
ortográfica no me incumbe), pues yo no decidí dejar de asistir y
continuar con mi demanda, lo cual habría sido improcedente, puesto que
el acuerdo legal de mi reincorporación al IEMS-DF ya era un hecho que
sólo usted, con su miopía intelectual, jamás alcanzó a ver. Por sus
arbitrariedades, señor Santos, por su despotismo, por su bajeza y por
todo lo que a usted le caracteriza como un hombre incapaz de sujetarse a
la legalidad (prueba de ello, evidente para todos, es su compulsión por
fumar en lugares públicos al interior de las instalaciones y oficinas
del IEMS-DF, sólo porque está usted en “su” Plantel, y como cacique que
ha sido, considera que puede hacerlo sin importarle infringir la Ley),
me vi en la necesidad de solicitar Licencia sin Goce de Sueldo, durante
dos semestres. Y más aún, señor Santos, al término de mi Licencia, y al
presentarme a trabajar a “su” Plantel nuevamente, porque ese era el
lugar de mi adscripción, volvió usted a darse el lujo de decirme que no
podía recibirme, aun cuando ya no me presentara acompañado por mi madre,
argumentando que yo le había “jugado chueco” a usted por no notificarle
que solicitaría Licencia Laboral, y que no estaba dispuesto a recibirme
en “su” Plantel, si no recibía indicaciones específicas y por escrito
de su amigo -¡otra vez su amigo, su amigo autoridad, con quien mantuvo,
según señala ahora hipócritamente, distancia crítica!-, Alberto
Ceciliano.
¿Así o más claro quiere que le recuerde cómo fue su nefasto comportamiento conmigo?
Que la vida me haya dado la oportunidad de encontrarme con personas
como usted, señor José Santos, ha sido una invaluable oportunidad para
comprender que ser honestos y hablar con la verdad, no es algo que se
aprenda en las escuelas, sino que se trata de una virtud esculpida en
nuestra alma por las manos de nuestra madre. Tal vez usted no tuvo quien
la tallara en su ser.
DANIEL CAPDEVILLE YEDRA
Compañero Daniel considero que su escrito es un retrato fiel del señor Santos, por ello creo que es inútil hacerlo entender razones, ya que carace de la capacidad de pensamiento. Cuando fui DTI en "su" plantel (Iztapalapa 2), este señor permitió todos los atropellos al modelo educativo del IEMS, su incapacidad para comprender el significado de coordinar un plante de educación medio superior lo hacia conducirse como un tirano; el problema más grave fue el número de jóvenes que daño su futuro.
ResponderEliminarUna de las causas de mi renuncia al IEMS fue el señor Santos, no me arrepiento porque actualmente me encuentro a punto de terminar mis estudios de doctorado en educación, esto me obliga apensar que el señor Santos desprecia a los maestros con empeño, o lo que es lo mismo no entiende para que sirve la educación, porque su objetivo es favorecer a los intereses políticos de su partido.
Aunque las autoridades del IEMS son incapaces de escuchar nuestras razones para expulsar de la institución a sujetos, que como el señor Santos siguen abusando tiranicamente de los derechos de docentes y alumnos que están a su cargo.
Lamento mucho, compañero Antonio, que ya no estés con nosotros en el IEMS pero me congratulo al saber que tu Doctorado es una realidad. Sigamos luchando en contra de estos enemigos de la libertad, desde la trinchera de educadores que hemos elegido. ¡Abrazos fraternos!
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