SINDICATO DE LA UNIÓN DE TRABAJADORES DEL INSTITUTO DE EDUCACIÓN MEDIA SUPERIOR DEL D.F.

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viernes, 21 de marzo de 2014

Porqué debemos rechazar las planillas en el SUTIEMS.

Por David García Colín.

“En un país donde el sindicalismo terminó por convertirse en una extensión del sistema de dictadura perfecta, un laboratorio de corrupción y una oportunidad para que líderes y políticos pudiera medrar a costillas de las cuotas de otros, conviene recordar algunos experimentos de movilización política de los trabajadores mexicanos […] que apuntan hacia el bien que el sindicalismo olvidó con la senilidad de sus representantes charros: la dignidad” [Paco Taibo II, “Doña Eustolia blandió el cuchillo cebollero y otras historias que pasaron en algunas fábricas”]

La existencia de un secretario por centro de trabajo es una conquista del SUTIEMS. No podemos renunciar a una conquista voluntariamente, eso significaría derrotarnos a nosotros mismos. Se trata de una representación posiblemente inédita en la historia sindical de nuestro país, la mayoría de los sindicatos no tienen este tipo de expresiones, ya sea porque los centros de trabajo son demasiados y se vuelve inviable la elección de más de 30 secretarios al comité -como sucedería en la UNAM, por ejemplo- o tener cientos de secretarios en un solo CE –como sucedería en el SNTE-; o ya sea porque el sindicalismo en nuestro país está determinado por tradiciones que distan mucho de ser democráticas y representativas. Lo interesante es que esta forma de representación en el SUTIEMS ha sido fiel reflejo de sus pasadas tradiciones combativas, democráticas, de vigorosa vida interna, factores que habían desafiado al GDF y nos dieron indudables conquistas. Esta forma de representación es mucho más democrática que la de otros sindicatos porque favorece la representación de todos los centros de trabajo al CE, favorece la comunicación y la unidad del sindicato. Aunque por sí mismo este mecanismo no es una panacea –se debe conjugar con una vida democrática interna, con formación política, etc.- renunciar a ella sería un indudable retroceso. Aunque no existe una fórmula que pueda aplicarse a todos los sindicatos, la representación por plantel es una forma a la que en el SUTIEMS no debemos renunciar.

La experiencia de la mayoría de los sindicatos lo demuestra: las planillas no han sido factores de unidad dentro de los sindicatos, más bien al contrario, fue una disputa entre planillas –entre la planilla de Martin Esparza y, por otra parte, la de Alejandro Muñoz- el medio que el Estado utilizó para congelar las cuentas y dar un golpe contundente al SME; las planillas en el STUNAM o el SITUAM han sido un factor que ha obstaculizado la movilización y la unidad al grado de que los estallamientos de huelga en ambas universidades son muy raros –sobre todo en el STUNAM-. Si bien la existencia de planillas no ha sido el único factor –se trata fundamentalmente de procesos de burocratización, de falta de perspectivas, estrategias claras y falta de una cierta vida democrática- las planillas han agudizado la división y la charrificación de los sindicatos. Por medio de planillas grupos burocráticos manejados por el Secretario General (o algún caudillo) han podido perpetuarse en el poder durante años y décadas, tal es el caso de Agustín Rodríguez en el STUNAM o el de la SNTE cuyo método de elección es el de las planillas mediante las cuales operaba Elba Esther Gordillo; una vez afianzados como mafia en el poder, una vez desmovilizado el sindicato estas castas burocráticas son muy difíciles de remover y se vuelven un peso muerto para las organizaciones obreras. Indudablemente es más fácil revocar a un secretario que no funciona y que surgió de una asamblea de plantel que remover a una planilla que sólo se representa a sí misma.

Un caso llamativo que se parece al nuestro en términos organizativos es el de la Nueva Central Sindical –que pretende ser alternativa al sindicato charro y mediatizado que domina en nuestro país- que decidió en su congreso fundacional mantener una representación incluyente por sindicatos y organizaciones, y ni siquiera incluir la figura de Secretario General, con la voluntad expresa de no repetir las experiencias burocráticas y charras de organizaciones sindicales que eligen a su dirección por planilla, especialmente tras la experiencia de la malograda UNT. Este hecho demuestra que el sindicalismo democrático está buscando nuevas formas de organización y representación que sean acordes con sus ideales; en el SUTIEMS hay quienes quieren retornar a esas viejas prácticas cuando nuestro sindicato debería y puede mostrar la pauta a contracorriente. Otro caso que se parece al del SUTIEMS es el de la CNTE, no es casualidad que la CNTE sea una de las organizaciones sindicales más combativas y democráticas de nuestro país. La Dirección Política Nacional de la CNTE no se integra por planillas, su carácter de coordinadora pretende ser incluyente y se integra mediante las representaciones estatales de la disidencia al interno del SNTE en estados como Michoacán, Guerrero, Chiapas. Por otra parte es el SNTE el que elige su representación por planillas y aunque la relación no es mecánica ni automática –también en la CNTE existe burocratismo y en muchos casos una representación estatal se impone a las demás de forma poco clara-todos sabemos que éste es uno de los sindicatos más burocráticos y charros que existen en el país.

La introducción de planillas en nuestro sindicato sería un grave revés para las tradiciones democráticas que han marcado la historia pasada del SUTIEMS. En primer lugar se perdería la representación de los planteles al CE y se favorecería el proceso de burocratización; los integrantes de la planilla –en todos los sindicatos- operan conforme a las líneas políticas de su grupo y menos en función de los intereses de sus presuntos representados, es decir, las planillas operan como tribus con sus propios mecanismos de decisión, aunque formalmente se deben mantener bajo la dirección de la Asamblea General, resulta obvio que los integrantes de las planillas responderían ante todo a su grupo particular. La formación de planillas implica mutilación y exclusión; la formación de planillas no necesariamente incluye a elementos de todos los planteles, incluso una planilla puede formarse con integrantes de un solo plantel; ello podría representar la automutilación de carteras del CE; nadie en su sano juicio se corta los dedos o las extremidades voluntariamente; aunque un CE amplio no garantiza nada de por sí, nadie con manos torpes saca la conclusión de que la solución es cortarse la mitad de los dedos. ¿Por qué habríamos de hacer lo mismo con las secretarias de nuestro CE? Es verdad que la representación por plantel no garantiza la operatividad ¿pero acaso el cercenar al CE lo garantiza? Se afirma que la formación de planillas garantiza grupos políticamente homogéneos que favorecen la operatividad ¿Acaso las representación por planteles implica un obstáculo para la operatividad? ¿De qué operatividad hablamos, para cuáles intereses queremos la operatividad? Es evidente que una estructura tiene mayores potencialidades mientras más elementos están implicados, un CE coordinado con 21 secretarios es mejor que un CE coordinado con 5 o con 6.

No se trata de una discusión teórica abstracta, la experiencia de un secretario por centro de trabajo ha funcionado bastante bien en el SUTIEMS hasta antes del proceso de burocratización y falta de representatividad que hoy aqueja a nuestra organización. Con un secretario por plantel logramos la primera revisión contractual realmente democrática, este hecho por sí solo echa por tierra la infundada idea de que este método no permite la operatividad. Lo que esta discusión refleja no es la preocupación por la operatividad sino la intención de un grupo de interés por garantizar la administración del sindicato eliminando la oposición, la intención de imponer a un grupo burocrático que pueda administrar tranquilamente el ingreso, las comisiones mixtas, las cuotas y establecer acuerdos con el GDF a través de sus operadores en la JLCA. La operatividad que se pretende es la de un grupo burocrático. Lo que está en juego no es ésta o aquélla forma de organización sindical sino el carácter democrático y combativo de nuestro sindicato.


La alternativa es conservar la representación por plantel con una modificación estatutaria que dote a los planteles de plena libertad para elegir a los compañeros que la mayoría vea como los más idóneos para estar en el CE, sin ninguna traba que impida, de forma artificial, que los compañeros con más experiencia y nivel político puedan estar en la dirección si así lo determina la mayoría de las asambleas en planteles; así la Asamblea General no se vería en la dificultad de elegir como Secretario General al que parece (sólo parecía) “menos peor” o al único que quiso, con los desastrosos resultados que todos conocemos; al mismo tiempo es necesario tomarnos muy en serio el tema de la formación política para garantizar la formación y reproducción de cuadros sindicales que puedan jugar un buen papel en la representación sindical. Con los compañeros más aptos en la dirección sindical se tendrían que establecer equipos de trabajo (no de compadres) que rindieran informes periódicos y bajo el estricto control del CGR y, sobre todo, de la Asamblea General. Pero sin duda: la elección por plantel al CE del SUTIEMS es una conquista a la que no podemos renunciar. Es mucho lo que está en juego.

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