Luis Hernández Navarro
Héctor Serrano es el secretario de
Gobierno de la ciudad de México. El 1º de octubre declaró que, luego del
enfrentamiento que policías sostuvieron la mañana de ese día con integrantes de
la CNTE, un elemento de la Secretaria de Seguridad Pública del DF estaba en
coma. Horas después, diversos medios informaron que el agente tenía muerte
cerebral y que su vida estaba en peligro.
Sin embargo, al día siguiente, el panorama
resultó ser otro. El subinspector de la policía metropolitana Álvaro Sánchez
Valdez no estaba en coma ni con muerte cerebral. Su esposa, Éricka Granada, lo
confirmó, y no quiso responder más preguntas a los periodistas porque
nos dijeron que no podíamos hablar(http://www.animalpolitico.com/).
En su columna Ciudad Perdida del pasado martes, publicada en este
diario, Miguel Ángel Velázquez escribió:
En el comunicado 939/13 de la Secretaría de Seguridad Pública del DF no se hace alusión alguna al supuesto o real estado de coma del policía, aunque sí se habla de las lesiones que le impusieron los golpes recibidos.
De la agresión se culpó al profesor chiapaneco
Ernesto de Jesús Rea Coello, quien fue detenido y acusado de tentativa de
homicidio. Sin embargo, dos días después fue liberado. La Procuraduría General
de Justicia del Distrito Federal
explicó que el Ministerio Público no encontró correspondencia entre la versión
de testigos y la lesión de Sánchez Valdez.
Ernesto de Jesús Rea es uno de los 2 mil maestros
chiapanecos que hacen acto de presencia en el plantón que la CNTE tiene en el
Monumento a la Revolución, en la ciudad de México, junto a otros miles de
docentes de diversos estados. Su presencia allí no es casual. El 95 por ciento
de los profesores de esa entidad del sureste
mexicano, adscritos a la sección 7 del SNTE, se encuentran en
paro desde el pasado 28 de agosto. Sus compañeros de la sección 40 suspendieron
labores 10 días después.
Chiapas es uno de los baluartes principales de la
coordinadora. Fue en ese estado donde, en 1979, se realizó su reunión
fundacional. También conquistó allí, casi dos años después, el reconocimiento
de su primera dirección democrática en una sección sindical. Desde entonces,
con altas y bajas, han desempeñado un papel central en la lucha nacional.
Como en el resto del país, los maestros de ese
estado exigen la abrogación de la reforma constitucional en materia educativa y
sus leyes secundarias. Y, ante la cerrazón gubernamental, cada día que pasa
radicalizan sus acciones. Desde el inicio del conflicto instalaron un plantón
en la plaza central de la capital del estado. En un par de ocasiones tomaron
la Torre Chiapas, el edificio más alto del sureste del país, símbolo de
los poderes locales. Allí se albergan oficinas del gobierno, el estudio de
televisión de Tv Azteca Chiapas y un helipuerto.
En dos momentos, los docentes cercaron la Torre
de Pemex, impidiendo que entrara o saliera combustible. La primera vez, la
planta estuvo aislada tres días, y en la entidad se generó pánico ante el
desabasto de gasolina. En la segunda, la acción duró cinco días, y las autoridades
trasladaron pipas de Veracruz para abastecer directamente las gasolineras.
Sus movilizaciones han sido las más numerosas en
la historia de la entidad. Los pasados 2 y 12 de octubre decenas de miles de
ciudadanos marcharon al lado de los maestros. En tres fechas distintas
bloquearon los grandes centros comerciales del estado. Tienen el control de
caminos, carreteras y casetas de cobro.
Ante el manejo sesgado en la información que los
medios electrónicos de comunicación han hecho de sus protestas, los mentores
ocuparon sus instalaciones para exigir derecho de réplica. La presión se
concentró en las sedes de Televisa, Tv Azteca y las radiodifusoras del diputado
del PRI Simón Valanci.
Los padres de familia han brindado a los maestros
una solidaridad amplia y generosa. Más aún, han tomado en sus manos la lucha
contra la reforma educativa como un asunto propio. Ellos han propiciado que en
la entidad se esté formando un movimiento magisterial-popular inédito. Muchas
de protestas no son iniciativa de los docentes, sino de otros sectores de la
población
El pasado 6 de octubre, más de 3 mil
representantes de los progenitores formaron el Comité Democrático Estatal y
Regional de Padres de Familia de Chiapas en Defensa de la Educación Pública y
la Nación. Su primer acuerdo fue no permitir que los maestros interinos
contratados por el gobierno del estado para sustituir a los paristas entren a
las escuelas. El segundo consistió en cerrar todas las aulas que aún tienen
clases. En un hecho inusitado, el 7 de octubre, miles de padres y maestros tomaron
59 presidencias municipales y, simbólicamente, el Congreso del estado.
La misma situación de efervescencia viven los
estudiantes de las escuelas preparatorias y técnicas. Son ellos quienes están tomando
las aulas.
La diócesis de San Cristóbal expresó su
solidaridad con el movimiento magisterial. Considera que
el enfoque privatizador de la orientación educativa afecta gravemente los intereses de la sociedad.
Gobierno y empresarios han impulsado una
beligerante campaña de intimidación y difamación. Han contratado a grupos de
jóvenes para que peguen propaganda en favor del
estado de derechoy contra los mentores. Quieren dividir al magisterio propalando todo tipo de rumores e infundios sobre sus dirigentes. Descuentan salarios, y amenazan con levantar actas administrativas y cesar a los paristas. Nada les ha servido. El movimiento se despliega con potencia y beligerancia.
Apenas ayer lunes, Zacatecas declaró el paro
indefinido. El incendio magisterial se extiende en Chiapas y en todo el país.
Y, en lugar de apagarlo abrogando la norma punitiva, los modernos Nerones se
dedican a proclamar ante personajes como Fernando Savater, antiguo aliado de
Elba Esther Gordillo, la excelsitud de la reforma educativa, como si fuera la
moderna versión azteca de El saqueo de Ilión.
Twitter: @lhan55http://www.jornada.unam.mx/2013/10/15/opinion/022a2pol
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