Maestros de la CNTE marchan en contra de la reforma educativa.
Foto: Alejandro Saldívar
MÉXICO,
D.F. (apro).- A la vanguardia de la marcha, escrita en una manta, se
leía una cita del poeta argentino refugiado en México, Juan Gelman,
recientemente fallecido: “La miseria es el único plato que a millones de
latinoamericanos se les sirve cada día”.
Era la primera vez que
la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE)
pisaría el Zócalo de la Ciudad de México desde el pasado 13 de
septiembre, cuando fueron desalojados por fuerzas federales, para
protestar en contra de las reformas estructurales impulsadas desde el
gobierno federal.
Reunidos desde las 10 de la mañana en el
Monumento a la Revolución, donde permanece el campamento magisterial en
el corazón del país, profesores de Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Veracruz,
Estado de México, Durango, Campeche y Guerrero, cobijados por miembros
del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), reunieron cerca de mil
500 voces para protestar por sus derechos laborales y la “defensa” del
pueblo.
Desde Gómez Farías, pasando por Insurgentes, Reforma, Eje
Central, Juárez y 5 de Mayo, la disidencia avanzó con estandartes de
cartulina, aludiendo sus consignas a los “abusos” del partido hegemónico
en el país: “No a la PRIvatización”; “El gobierno nos reprime”; “¿Qué
deje de luchar? PRImero muerto”, comenzaron los maestros que decían no
estar dispuestos a renunciar a 34 años de lucha da la CNTE.
Ambulantes
y ciclistas se abrían paso entre los manifestantes que marchaban con el
sol a plomo como instigador testigo. Se cubrían con sombrillas y
pedazos de cartón.
Pidieron disculpas a los capitalinos por las
“molestias” que a muchos causan, “pero este maldito gobierno no se
presta al diálogo, no escucha. Sólo así paran aunque sea un poco la
oreja”, explicaban por megáfonos.
Maestros y electricistas
gritaron con rabia contra las medidas dictadas por la OCDE y el FMI para
despojar de sus recursos a los países en desarrollo. “Y aquí sólo
obedecen órdenes de la iniciativa privada”, decían, advirtiendo que 2014
traerá “la represión más fuerte” y “el desempleo masivo”.
Pero
con los pasos, las miradas y los hombros se fueron desplomando.
Testimonios de entre la masa reconocían el cansancio acumulado.
“Me
da tristeza cuando el pueblo no se manifiesta ante los incrementos del
gobierno a todo, cuando somos nosotros los que movemos al país, desde
abajo, con nuestro trabajo y nuestros impuestos”, dijo el maestro
Gonzalo, al sentir que las marchas han perdido fuerza y sentido.
“Ya
no somos los mismos”, explicó el profesor Francisco al enfilarse el
contingente al Centro Histórico, que como todos los docentes sin rango
político en el movimiento omite su nombre completo para evitar
conflictos. “es raro volver así (al Zócalo). Se nos acabó la paciencia,
el dinero y a algunos la confianza y las esperanzas. No vemos claro. Yo
creo que a lo mejor ya nos jodieron”, dijo al tiempo que se escuchaba a
miembros de la dirigencia repetir, una vez tras otra, lo que en los
últimos meses: “vamos a echar abajo esta reforma (educativa)”.
Tras
dos horas de camino, al pisar la Plaza de la Constitución, el dirigente
de la CNTE en Oaxaca, Rubén Núñez Ginés, calificó la jornada de
histórica y resaltó que es el de los maestros un movimiento pacífico,
violentado por el gobierno:
“Para nosotros sigue siendo un espacio
público, donde los ciudadanos de México tenemos la posibilidad y el
garante de venir a protestar de manera pacífica. Cuando no hubo
granaderos, cuando no hubo policías, como hoy, la marcha llegó de manera
pacífica. Cuando hay enfrentamientos es por la policía. Llegar al
Zócalo es un nuevo triunfo”, dijo para explicar que el plantón del
magisterio no volverá por el momento a ese espacio, a reserva de lo que
se decida en el congreso magisterial que se celebrará a mediados de
febrero en Oaxaca. Pero en ese encuentro, advirtió, habrán de tomarse
“decisiones muy serias ante la imposición de la reforma (educativa)”.
“Para
los que decían que la sección XXII (representativa de la CNTE en
Oaxaca) se estaba retirando: esta marcha es histórica porque volvimos al
Zócalo, de donde fuimos desalojados hace más de cuatro meses. (Desde
entonces) nos han encapsulado, desgastado, hostigado, golpeado… Pero
este movimiento no va a claudicar”, se escuchó al comenzar un mitin
desde el techo de un autobús estacionado en la plancha del Zócalo, al
negarles el gobierno capitalino acceso a un templete dispuesto para la
manifestación que más tarde encabezaría el PRD contra la reforma
energética.
Los maestros toman como ejemplo al SME: “Más de cuatro años de decreto y siguen en pie de lucha”.
El
final quedó marcado por una consigna de la disidencia magisterial de
Guerrero: “Cuidado, cuidado con Guerrero, estado, estado guerrillero”,
lanzaron, de frente a Palacio Nacional.
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