Hagamos de la equidad de género una
lucha sistemática; México lo necesita: Narro Robles
Emir Olivares Alonso
Periódico La Jornada
Viernes 8 de marzo de 2013, p. 46
Viernes 8 de marzo de 2013, p. 46
Aun con los avances que se han
presentado en México en la lucha por la igualdad de género, persisten la
inequidad, la exclusión, la injusticia y la desigualdad hacia las mujeres, lo
que resulta
inaceptable, señaló el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles.
En un mensaje dirigido a las universitarias con
motivo del Día Internacional de la Mujer, que fue difundido en la Gaceta
de la casa de estudios, el rector subrayó que algunos pendientes en los datos
sobre atención a la salud femenina, que se legisla en contra del respeto a las
decisiones de ellas en torno a su cuerpo, que muchas veces su trabajo no es
remunerado o que los salarios que perciben son menores a los de los hombres en
los mismos puestos.
Por ello, planteó la necesidad de generar
políticas públicas que amplíen las oportunidades de estudio y empleo para las
jóvenes, abatir el rezago escolar y los niveles de analfabetismo, y exigir que
acabe la violencia física, sexual o psicológica contra ese sector, que,
lamentablemente es una de las expresiones frecuentes de la desigualdad.
Para Narro Robles el país no podrá aspirar a ser
una sociedad plenamente democrática mientras persistan la desigualdad, la
discriminación y la violencia contra la mujer.
Hagamos de la equidad de género una lucha sistemática; México lo necesita, enfatizó.
38 por ciento no ejercen su profesión
En ese contexto, Patricia Rodríguez,
académica del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, indicó que en
el país pocas mujeres tienen condiciones laborales adecuadas a su preparación:
38 por ciento de las que cuentan con licenciatura no ejercen su profesión, dos
de cada tres profesionistas ganan menos de tres salarios mínimos y la tasa de
desocupación es más alta en aquellas que tienen mayor instrucción.
Detalló que en las grandes empresas de cada 10
directores generales, ocho son hombres; y siete de cada 10 funcionarios
públicos en el país –federales o estatales– son varones.
“Ellas pueden tener las mismas responsabilidades
y cargos similares, pero ganan menos. Si son madres no compiten por puestos más
altos y se les castiga por ‘no tener disponibilidad’ de tiempo, para viajar o
cambiar de residencia. A esto se suma el acoso sexual de compañeros y
superiores”, expuso la investigadora.
Las trabajadoras mexicanas usualmente desempeñan
una doble jornada: su empleo y el trabajo doméstico en sus hogares. Además, la
gran mayoría sólo tienen estudios de bachillerato y se desempeña en el sector
de servicios (vendedoras, profesoras, enfermeras y cuidadoras de niños)
debido a los roles sociales asignados a su género.
Muchas de ellas se insertan en el sector informal
de la economía, que genera casi 60 por ciento de los empleos del país. En tanto
las asalariadas con mayor preparación que se emplean en el sector formal son
contratadas con bajos salarios, condiciones precarias de trabajo, sin
prestaciones, jornadas extensas sin descanso y, por si fuera poco, además son
discriminadas.
A pesar de esas condiciones, la participación femenina
en el mercado laboral se ha incrementado al pasar de 17 por ciento en 1970 a 39
por ciento para 2010. Al cuarto trimestre de 2012, asienta la Encuesta Nacional
de Ocupación y Empleo, 18 millones 429 mil 727 mujeres formaban parte de la
población ocupada del país.
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