Escrito por:
Alan Woods
Lev Davidovich Bronstein Trotsky,
junto con Lenin, fue uno de los dos grandes marxistas del siglo XX.
Dedicó toda su vida a la causa de la clase obrera y del socialismo
internacional. ¡Y qué vida! Desde su más temprana juventud -cuando
trabajaba por la noche elaborando volantes ilegales para las huelgas, lo
que le acarrearía su primer encarcelamiento y el destierro siberiano-
hasta agosto de 1940, cuando fue asesinado por un agente de Stalin,
trabajó duro e incesantemente por la causa del movimiento
revolucionario. En la Revolución Rusa de 1905 fue presidente del Sóviet
de San Petersburgo. De nuevo fue desterrado a Siberia, de donde escapó
una vez más para continuar, ya desde el exilio europeo, con su actividad
revolucionaria. Durante la Primera Guerra Mundial, Trotsky defendió una
posición auténticamente internacionalista y escribió el manifiesto de
Zimmerwald, que intentó unificar a todos los revolucionarios que se
oponían a la guerra. En octubre de 1917 fue el organizador de la
insurrección en Petrogrado.
Después
de la Revolución de Octubre, Trotsky fue el primer Comisario del Pueblo
de Asuntos Exteriores y estuvo a cargo de las negociaciones con los
alemanes en Brest-Litovsk. Durante la sangrienta guerra civil, cuando la
Rusia soviética fue invadida por veintiún ejércitos extranjeros y la
revolución estaba en peligro, Trotsky no sólo organizó el Ejército Rojo,
sino que dirigió personalmente la lucha contra los
contrarrevolucionarios blancos, viajando miles de kilómetros a bordo del
famoso tren blindado. Trotsky sería Comisario de Guerra hasta 1925.
"Mostradme otro hombre capaz de organizar en un año un ejército ejemplar
y además conseguir el reconocimiento de los especialistas militares". Estas palabras de Lenin citadas en las memorias de Máximo Gorki demuestran la actitud de aquél hacia Trotsky.
El
papel de Trotsky en la consolidación del primer Estado obrero del mundo
no se limitó sólo al aspecto militar. También fue importante, junto con
Lenin, para la construcción de la Tercera Internacional. Trotsky
escribió los manifiestos y la mayoría de las declaraciones políticas más
importantes de sus primeros cuatro congresos. En el período de
reconstrucción económica, Trotsky reorganizó el sistema ferroviario, que
estaba hecho añicos. Además fue un escritor prolífico que encontró
tiempo para escribir importantes obras sobre política, también sobre
arte o literatura (Literatura y revolución) e incluso sobre los problemas a los que se enfrentaban las masas en la vida cotidiana durante el período de transición (Problemas de la vida cotidiana).
En
1924, tras la muerte de Lenin, encabezó la lucha contra la degeneración
burocrática del Estado soviético -lucha ya iniciada por Lenin desde su
lecho de muerte-. Durante ella, Trotsky fue el primer defensor de la
implantación de los planes quinquenales, frente a la oposición de Stalin
y sus seguidores. Después, solamente Trotsky seguiría defendiendo las
tradiciones revolucionarias, democráticas e internacionalistas de
Octubre. Fue el único que aplicó el análisis científico marxista a la
degeneración burocrática de la Revolución Rusa, plasmándolo en obras
como La revolución traicionada, En defensa del marxismo y Stalin.
Sus escritos de 1930 a 1940 son un valioso tesoro de teoría marxista
donde se abordan los problemas inmediatos del movimiento obrero
internacional de la época (la revolución china, el ascenso de Hitler en
Alemania o la guerra civil española) y cuestiones artísticas, culturales
y filosóficas.
¡Esto
es más que suficiente para completar varias vidas! A pesar de todo, si
examinamos objetivamente la vida de Trotsky, tendríamos que estar de
acuerdo con la apreciación que él mismo hizo de ella. A pesar de todos
los éxitos conseguidos por él, sus últimos diez años fueron el período
más importante de su vida. Se puede afirmar con absoluta certeza que
cumplió una tarea que nadie más podía haber hecho: la defensa de las
ideas del bolchevismo y de las auténticas tradiciones de Octubre frente a
la contrarrevolución estalinista. Ésa fue la contribución más grande e
insustituible de Trotsky al marxismo y a la clase obrera mundial. Y ésa
es la tarea que hoy nosotros seguimos realizando. El presente trabajo no
pretende ser un relato exhaustivo de la vida y obra de Trotsky (para
ello serían necesarios varios volúmenes), pero si este esbozo, sin duda
insuficiente, sirve para estimular a la nueva generación a leer por sí
misma los escritos de Trotsky, habremos cumplido nuestro objetivo.
24 de enero de 2000.
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