Las calles rechazan con rotundidad la reforma laboral de Rajoy
Más de un millón y medio de personas se manifiestan en toda España, según cifras de los sindicatos. CCOO y UGT exigen al Gobierno abrir la negociación para corregir la norma
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El centro de Madrid, colapsado por la manifestación de ayer. Fernando Sánchez
"No". Con esa sencilla palabra como mantra, las calles de 57 ciudades españolas se llenaron para mostrar su rotundo rechazo a la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy. La asistencia fue masiva: más de un millón y medio de personas en toda España clamaron contra el recorte de derechos laborales, según cifras de las centrales. Las marchas se convirtieron en la mayor movilización sindical de los últimos años, superiores, incluso, a las que se produjeron durante la última huelga general del 29 de septiembre de 2010.
Las manifestaciones más multitudinarias fueron las de Madrid y Barcelona, con cerca de medio millón de asistentes cada una. Valencia, Zaragoza y Sevilla concentraron también a varias decenas de miles de personas. La asistencia también fue significativa en ciudades como Gijón, Murcia, León, Toledo o Pamplona. Las respectivas delegaciones del Gobierno, sin embargo, restaron importancia a las marchas: en Madrid cifraron la asistencia en 50.000 personas y en Barcelona, en 30.000.
Las marchas se convirtieron en un grito unánime contra la reforma del mercado de trabajo, pero también contra los recortes en educación, sanidad, dependencia o atención a mujeres víctimas de violencia machista. A las manifestaciones se sumaron, por ejemplo, la marea verde en defensa de una educación pública de calidad. También hubo referencias al panorama internacional, desde las pancartas que criticaban a la canciller Merkel ("De la dictadura de Franco a la alemana") hasta las que pedían soluciones diferentes ("Islandia, queremos ser como tú"). Los gritos que pedían una huelga general fueron frecuentes y generalizados.
La cabecera de la manifestación, liderada por Toxo y Méndez, quedó atrapada entre la marea humana, que abarrotaba la calle Alcalá y la Puerta del Sol mucho antes de la hora a la que estaba prevista la llegada. Por ese motivo, las cúpulas sindicales tuvieron que ser trasladadas en camioneta hasta el escenario instalado en el epicentro de la capital. La afluencia de manifestantes llegó a colapsar el centro de las grandes ciudades.
Toxo y Méndez no pronunciaron discursos en el escenario situado al final del recorrido en Madrid, en la Puerta del Sol, como suele ser habitual. En su lugar, las secretarias de Juventud de los dos sindicatos leyeron el manifiesto elaborado para la ocasión. "Estamos ante una reforma con un fuerte contenido ideológico basado en reforzar el papel del empresario, sobre todo del menos emprendedor, dentro de un proceso de individualización de la relación laboral, lo que implica menor cohesión económica y social y un camino abierto a la exclusión de un creciente sector de la población", dijeron.
IU acudió a la manifestación de Madrid con cabecera propia. Su coordinador, Cayo Lara, aseguró que apoyará todas las movilizaciones hasta "hacer entrar en razón" al Partido Popular. A la marcha también acudió una delegación del PSOE encabezada por su portavoz en el Congreso, Soraya Rodríguez, aunque sin su cúpula. Sí acudieron el secretario general del PSM, Tomás Gómez, y el exministro de Trabajo Valeriano Gómez.
Ajeno al clamor de la calle, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, insistió en que la reforma laboral es "justa, necesaria y buena para España".
Las manifestaciones más multitudinarias fueron las de Madrid y Barcelona, con cerca de medio millón de asistentes cada una. Valencia, Zaragoza y Sevilla concentraron también a varias decenas de miles de personas. La asistencia también fue significativa en ciudades como Gijón, Murcia, León, Toledo o Pamplona. Las respectivas delegaciones del Gobierno, sin embargo, restaron importancia a las marchas: en Madrid cifraron la asistencia en 50.000 personas y en Barcelona, en 30.000.
Se convirtió en la mayor movilización sindical de los últimos años
Poco antes de las doce del mediodía, hora de comienzo de prácticamente todas las manifestaciones, los líderes de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, volvieron a rechazar la reforma laboral y exigieron al Gobierno que abra de forma inmediata un proceso de negociación para corregir la norma. De no hacerlo, advirtieron, tendrá lugar una "escalada del deterioro del clima social". Proceso creciente y sostenido
Sin mencionar de forma explí-cita la huelga general, tanto Toxo como Méndez insistieron en que este es tan sólo el comienzo de un "proceso creciente y sostenido" de movilizaciones. "El Gobierno tiene en su mano lo que suceda a partir de ahora", afirmó el secretario general de CCOO, que insistió en que las centrales prefieren "el cauce de la negociación". La marchas "no quieren confrontar sino corregir", señaló el líder de UGT. Y es que los sindicatos no ven las movilizaciones como un fin en sí mismo sino como un instrumento para hacer retroceder al Gobierno. No obstante, no renuncian a ningún arma: "Si no rectifica, seguiremos con la movilización creciente", advirtieron.Toxo y Méndez advierten de que la reforma «aumentará las desigualdades»
"La reforma es un serio paso atrás, negativo no sólo para los trabajadores, sino para el conjunto de la sociedad", aseguró Méndez, que advirtió sobre la inutilidad de la norma para solucionar el desempleo, especialmente el de los jóvenes. Una reforma "que conllevará un aumento drástico de las desigualdades", apostilló. Por su parte, Toxo subrayó que la ley es "injusta" porque dese-quilibra las relaciones de trabajo a costa de reforzar la parte empresarial. Las marchas se convirtieron en un grito unánime contra la reforma del mercado de trabajo, pero también contra los recortes en educación, sanidad, dependencia o atención a mujeres víctimas de violencia machista. A las manifestaciones se sumaron, por ejemplo, la marea verde en defensa de una educación pública de calidad. También hubo referencias al panorama internacional, desde las pancartas que criticaban a la canciller Merkel ("De la dictadura de Franco a la alemana") hasta las que pedían soluciones diferentes ("Islandia, queremos ser como tú"). Los gritos que pedían una huelga general fueron frecuentes y generalizados.
La cabecera de la manifestación, liderada por Toxo y Méndez, quedó atrapada entre la marea humana, que abarrotaba la calle Alcalá y la Puerta del Sol mucho antes de la hora a la que estaba prevista la llegada. Por ese motivo, las cúpulas sindicales tuvieron que ser trasladadas en camioneta hasta el escenario instalado en el epicentro de la capital. La afluencia de manifestantes llegó a colapsar el centro de las grandes ciudades.
El 15-M se sumó a las protestas en un "bloque crítico" y diferenciado
El Movimiento 15-M también se sumó a las protestas, aunque en todas las ciudades lo hizo en forma de "bloque crítico" que, si bien discurría dentro de la manifestación, lo hacía de forma diferenciada y con lemas y pancartas propias. Allí, los cánticos que pedían una huelga general fueron insistentes. Algunos participantes portaron también pancartas con críticas a las cúpulas sindicales, a las que acusaban de "vender a los trabajadores". Manifestantes no identificados lanzaron un globo con pintura amarilla contra el escenario donde estaban los dirigentes de UGT y CCOO.Toxo y Méndez no pronunciaron discursos en el escenario situado al final del recorrido en Madrid, en la Puerta del Sol, como suele ser habitual. En su lugar, las secretarias de Juventud de los dos sindicatos leyeron el manifiesto elaborado para la ocasión. "Estamos ante una reforma con un fuerte contenido ideológico basado en reforzar el papel del empresario, sobre todo del menos emprendedor, dentro de un proceso de individualización de la relación laboral, lo que implica menor cohesión económica y social y un camino abierto a la exclusión de un creciente sector de la población", dijeron.
IU acudió a la manifestación de Madrid con cabecera propia. Su coordinador, Cayo Lara, aseguró que apoyará todas las movilizaciones hasta "hacer entrar en razón" al Partido Popular. A la marcha también acudió una delegación del PSOE encabezada por su portavoz en el Congreso, Soraya Rodríguez, aunque sin su cúpula. Sí acudieron el secretario general del PSM, Tomás Gómez, y el exministro de Trabajo Valeriano Gómez.
Ajeno al clamor de la calle, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, insistió en que la reforma laboral es "justa, necesaria y buena para España".
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